Oración de la Noche
5 Agosto
CANTO
Te llevamos en el corazón
Me basta que seáis jóvenes para amaros. Me basta, y mi vida yo os
daría.
Llevad este secreto bien guardado:
sois vosotros mi esperanza y mi alegría.
Me basta que seáis jóvenes para amaros. Me basta, y nada os vengo yo a
pedir.
Llevad este secreto bien guardado:
Con vosotros me encuentro bien aquí.
AHORA MISMO SE ME OCURREN MIL LOCURAS.
CON VOSOTROS TODO EL CIELO YA ESTÁ AQUÍ.
YO NO ESPERO UN MÁS GRANDE PARAÍSO:
SIN LOS JÓVENES, EL CIELO YA NO ES CIELO PARA MÍ.
Me basta que seáis jóvenes para amaros. Me basta, y mi vida yo os
daría.
Llevad este secreto bien guardado:
sois vosotros mi esperanza y mi alegría. Me basta que seáis jóvenes para
amaros.
Me basta, y nada os vengo yo a pedir. Llevad este secreto bien
guardado:
Con vosotros me encuentro bien aquí.
AHORA MISMO SE ME OCURREN MIL LOCURAS.
CON VOSOTROS TODO EL CIELO YA ESTÁ AQUÍ.
YO NO ESPERO UN MÁS GRANDE PARAÍSO:
SIN LOS JÓVENES, EL CIELO YA NO ES CIELO PARA MÍ.
Me basta que seáis jóvenes para amaros. Es necesario, sí, que yo os lo
diga.
Mi corazón entero habéis ganado:
Sois el único pensamiento de mi vida.
Me basta que seáis jóvenes para amaros. Me basta, y nada os vengo yo a
pedir. Llevad este secreto bien guardado:
Con vosotros me encuentro bien aquí.
ORACIÓN FINAL
Nosotros, jóvenes del Campobosco
reunidos aquí alrededor de Don Bosco,
adoramos y agradecemos con él
el amor infinito de Dios Padre
que amó tanto al mundo, que le entrego a su Hijo Único,
para la salvación de cuantos crean en Él.
El sintió especial predilección por los pequeños y los
pobres, caminó al lado de los oprimidos y marginados
y entregó su vida para que todos vivamos en plenitud.
Después de regresar junto al Padre,
envió su Espíritu, que mora en la Iglesia,
ilumina y da fuerza
para ir construyendo el Reino de cada día.
Creemos en ti, Padre de Amor.
Creemos en ti, Cristo Salvador.
Creemos en ti, Espíritu Santificador.
Y tú, Señor Jesús,
Hijo de María y primicia del mundo nuevo,
danos hoy tu Espíritu,
para que suscite en nuestros corazones jóvenes
tus mismos sentimientos.
Te pedimos que renueves para nosotros
la promesa que hiciste a Juan Bosco:
"Yo te daré una maestra".
Danos esa Maestra que nos haga como a él
humildes, fuertes y robustos.
Que ella viva maternalmente en nosotros,
nos tome de la mano y sea nuestra inspiradora,
para ir al encuentro de los pequeños y los pobres;
nos ayude a ser piedras vivas de la Iglesia,
en comunión con el Papa y los obispos;
nos dé capacidad de escucha y generosidad en la entrega,
para ser profetas de esperanza entre nuestros compañeros;
nos haga expertos en dialogo y amistad,
especialmente con quienes más necesitan signos de cercanía y afecto.
Don Bosco, amigo nuestro,
tú dijiste: "En medio de vosotros me encuentro a gusto;
mi vida es estar con vosotros".
Sigue hoy presente y vivo en nosotros.
Tus pies pisaron palmo a palmo
estos lugares que hoy nos acogen.
Aquí hiciste cercano a Dios desde tu cercanía.
Aquí hablaste al corazón de tus muchachos.
Ayúdanos a vivir desde Dios
y a estar siempre cerca de quien nos necesite.