Tiempo Interior
Grupo
5 Agosto
Tiempo Interior
Grupo
6 Agosto
Día intenso: Valdocco y Turín. El grupo A ha saboreado esta tierra santa de Valdocco. El grupo B se ha "perdido" por las calles de Turín, las que el mismo Don Bosco recorrió, las que fueron testigo de su vida, de su entrega. Turín, Valdocco es la obra juvenil de Don Bosco: también mi colegio, mi parroquia, mi plataforma social, mi centro juvenil. Valdocco es la obra juvenil de Don Bosco, un proyecto, una familia, una forma de vivir la vida cristiana, una forma de ser santos. En el corazón de Valdocco está María Auxiliadora.
Una obra que comienza en la pobreza
"Pasados algunos meses de convalecencia con la familia, estimé que podía volver con mis amados jóvenes, de los que diariamente venían algunos a visitarme o me escribían apremiándome a regresar pronto con ellos. Mas ¿dónde alojarme, una vez despedido del Refugio? ¿Con qué medios sostener una obra, que cada día implicaba más trabajo y gastos? ¿Cómo iba a poder vivir yo y las personas que resultaban indispensables? En esas fechas, quedaron libres dos habitaciones en la casa Pinardi y las alquilamos como vivienda de mi madre y mía.
«Madre, le dije un día, tendré que ir a vivir a Valdocco; en razón de las personas que habitan en aquella casa, a nadie que no sea usted puedo llevar conmigo». Comprendió la contundencia de mis palabras y añadió enseguida: «Si te parece ser del agrado del Señor, estoy dispuesta a partir inmediatamente». Mi madre hacía un gran sacrificio, porque -aunque no fuera rica- en familia era, sin embargo, la dueña de todo, amada y considerada como la reina de pequeños y grandes.
Enviamos por delante algunos enseres más necesarios, que -junto a los ya existentes en el Refugio- se trasladaron a la nueva vivienda. Mi madre llenó un canasto con ropa blanca y otros objetos indispensables; yo tomé un breviario, un misal, algunos libros y cuadernos más imprescindibles. En eso consistía toda nuestra fortuna. Partimos a pie de I Becchi hacia Turín, realizando una breve parada en Chieri; la tarde del 3 de noviembre de 1846 llegamos a Valdocco.
Al encontrarnos en aquellas habitaciones faltas de todo, mi madre dijo bromeando: «En casa encontraba demasiadas preocupaciones por tener que administrar y mandar; aquí estaré más tranquila al no existir nada que administrar ni nadie a quien dar órdenes».
Sin embargo, ¿cómo subsistir, comer, pagar alquileres y atender a los muchos chicos que continuamente pedían pan, calzado, pantalones, chaquetas o camisas, sin todo lo cual no podían ir al trabajo? Hicimos traer de casa un poco de vino, maíz, judías, trigo y cosas semejantes. Para hacer frente a los primeros gastos, vendí un pedazo de tierra y una viña. Mi madre empeñó su ajuar de boda, celosa e íntegramente guardado hasta ese momento. Algunos de sus vestidos sirvieron para hacer casullas; con la lencería se confeccionaron amitos, purificadores, roquetes, albas y manteles. Todo pasó por las manos de la señora Margarita Gastaldi, que desde entonces colaboraba en el funcionamiento del Oratorio.
Poseía mi madre también algún anillo y un collarcito de oro que rápidamente vendió para comprar galones y adornos para los ornamentos sagrados. Una noche, mi madre -siempre de buen humor- cantaba riendo: Ay del mundo si nos viera."Memorias del Oratorio
Ante Don Bosco...
El día 31 de enero de 1888 moría Don Bosco. Así escribía Don Rua en esas fechas: "Ayúdame a ser tú y solamente tú. Ayúdame a continuar haciendo todo a medias contigo. Yo buscaré sólo una cosa: ser fiel a ti y exigir a los salesianos que te sean fieles".
Tienes tiempo para pasear, para situarte en Valdocco, para rezar… Aquí, en el silencio elocuente de quien decide seguir a Jesús y entregarse haciendo el bien, Don Bosco instaló su casa. Es también tu casa: haz memoria de tu gente, de tus "compañeros de fatiga" en el Centro, en la parroquia, en tu tarea de educador o animador… ¿Eres, actúas, vives como Don Bosco? Da gracias y ora.